MALDITA TU OBRA

en colaboración con Sol Arcos Acosta
en colaboración con Sol Arcos Acosta

Desde que empezó la pandemia hasta marzo 2021, mi hijo y yo, habíamos habitado cinco casas ajenas. En cada una llegábamos por un tiempo indefinido. La incertidumbre se volvió parte de nuestro día a día. Después de la tercera mudanza, mi hijo me pregunto qué mismo hacíamos? Yo sin saber qué responder, le dije que como en la Estrella Misteriosa de Tintin, estábamos en una expedición a bordo del Aurora. La respuesta le pareció acertada y esa se volvió una conversación recurrente y un juego, cada que teníamos que mudarnos otra vez.

Ahora, llevo desde marzo 2021 viviendo en la Ciudad de México y mi hijo en Ecuador. Ya no viajamos en la misma embarcación. La distancia se ha vuelto cada vez más complicada, a veces intercambiamos audios, gifs, memes y fotos con filtros. Antes bailábamos o jugábamos Legos por zoom, ahora él se aburre de seguir viéndome en la pantalla. Cuando le llamo dice, hablamos más tarde, te llamo mañana, estoy ocupado y últimamente prefiere que hablemos por telepatía.

Bitácora de comunicaciones entre Sofía Acosta-Varea y su hijo, durante el año 2021 y 2022.
Cosido a mano, en papel libre de ácido.

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